¿Sabías que el ordenamiento jurídico de los países más cercanos a España, como Francia o Portugal, surge del derecho romano? ¿Y que, sin embargo, los países anglosajones, al tener unas diferencias culturales tan profundas a las nuestras, también tienen un ordenamiento jurídico completamente diferente al nuestro? Son las familias jurídicas que se conocen como Civil Law y Common Law, respectivamente.

Si bien el ordenamiento jurídico de los países que parten del derecho romano (que son la mayoría de países europeos) son similares, no se da ese mismo caso con los ordenamientos jurídicos de países anglosajones. Como es bien sabido por los traductores, cada estado, y como consecuencia, cada idioma, cuenta con unas normas propias. Y eso, precisamente, hay que tenerlo muy en cuenta a la hora de traducir documentos jurídicos. Por eso es tan importante que estas traducciones las realice un traductor especializado.

¿Qué es una familia jurídica?

Una familia jurídica se define como el derecho que rige tradicionalmente en un conjunto de países y que presenta similitudes históricas e institucionales. Este conjunto de sistemas jurídicos se agrupa bajo una misma denominación debido a que tienen un origen común y unas características similares, aunque la evolución histórica de cada país hace que existan diferencias entre ellos.

Los términos Civil Law y Common Law, en este caso, han sido los más importantes del mundo debido a su aplicación en territorios muy extensos que destacaban por su desarrollo económico. No obstante, son familias jurídicas sobre las que confluyen grandes diferencias. Asimismo, existen otros sistemas jurídicos diferentes en el mundo: el Derecho religioso, el Derecho socialista y los sistemas mixtos, de los que hablaremos en otra entrada.

Civil Law

Los países seguidores de la tradición romana basan su jurisprudencia en las leyes, donde todos los delitos y penas posibles deben estar legisladas. Y, si no existen en la ley escrita, se crea un vacío legal por el que pueden colarse los criminales. Asimismo, los jueces del derecho romano pueden interpretar la ley, pero nunca enmendarla. Por eso, las leyes están redactadas de la forma más unívoca posible, de modo que no pueda dar lugar a múltiples interpretaciones.

Su origen se remonta a la época romana. Aquí, cuando se trataba de la ley, los romanos querían saber bien a qué poder atenerse. Ese sistema buscaba la estabilidad legal en todo un imperio. Por eso, se creó una ley homogénea, única y escrita que perdurase en el tiempo.

A grandes rasgos, rige en prácticamente toda Europa (con excepción de algunos territorios pertenecientes al Reino Unido), una gran extensión de Latinoamérica y diversos países africanos. Es posiblemente la más extendida en todo el mundo.

Common Law

El derecho anglosajón se basa en la tradición y en la costumbre, donde las sentencias judiciales tienen un peso específico a la hora de crear jurisprudencia. El Common Law está formado por un conjunto de normas no escritas y no promulgadas y está basado en las decisiones adoptadas por los tribunales. Esto hace que su ordenamiento sea mucho más dinámico y que pueda adaptarse mejor a las circunstancias concretas y a la evolución del mundo. Por eso es tan importante que los abogados encuentren sentencias previas favorables a su causa en casos similares a los que llevan.

Fue creado en Inglaterra tras la conquista normanda (1066). Se llamó common (común) porque se convirtió en el Derecho de aplicación general, siguiendo los mismos principios y reglas jurídicas en todo el reino. Los anglosajones anteponían la interpretación que los jueces hacían de la norma y la costumbre, y a partir de ahí crearon su ordenamiento jurídico. Por lo tanto, son las acciones o los procedimientos judiciales interpuestos ante los tribunales los que dan pie a las decisiones de los jueces que, al mismo tiempo, crean el Derecho.

Aplica en Inglaterra, Gales, Irlanda y gran parte de las antiguas colonias del Reino Unido (al derivar su sistema jurídico del derecho inglés). Entre ellas se incluyen  Estados Unidos (excepto el estado de Luisiana), Australia, Nueva Zelanda y Canadá (excepto la zona francófona), la India, Nueva Zelanda y algunos países de África Central.

Traducir sistemas jurídicos de países diferentes

Dicho lo cual, queda claro que, a la hora de hacer una traducción jurídica relacionada con otros sistemas jurídicos, se debe andar con mucho cuidado y ser conscientes de las diferencias entre uno y otro ordenamiento jurídico. De lo contrario, estas diferencias culturales podrían suponer un problema bien gordo.

Por eso, a la hora de traducir cualquier texto especializado, el traductor debe conocer muy bien el campo al que se enfrenta, en este caso, el jurídico. No basta con conocer ambos idiomas perfectamente. Es especialmente necesario conocer las diferencias que existen entre los ordenamientos jurídicos de los  países en cuestión.